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miércoles, 30 de diciembre de 2015

[El silencio siempre era una cita], Javier Moreno

domingo, 27 de diciembre de 2015
 Recuerdos consumidos, Margherita Verdi


   Nuestras conversaciones se habían ido trufando de silencios, como si en realidad la base de nuestra comunicación fuese el silencio, y las palabras y su sintaxis más o menos afortunada no constituyesen sino el ornamento, la delicada moldura en un cielo raso de mutismo. Al fin y al cabo el silencio siempre era una cita y por tanto nosotros siempre estábamos citando. Citábamos la mudez del espacio exterior, la mirada desconcertada de la bestia, la quietud de la piedra; y nos citábamos a nosotros mismos en el reposo del sueño, citábamos nuestro callado odio futuro. Practicábamos con inconsciencia el idioma de los muertos.


Javier Moreno, Acontecimiento, Salto de Página, Madrid, 2015, p. 131.

[Disparate], Henry Miller

sábado, 26 de diciembre de 2015
Pura razón, René Magritte


   El término «disparate» es una de las palabras más desconcertantes de nuestro vocabulario. Sólo tiene carácter negativo, como la muerte. Nadie puede explicar un disparate: sólo puede demostrarse. Además, añadir que sentido y disparate son intercambiables no es sino complicar el asunto inútilmente. El disparate pertenece a otros mundos, a otras dimensiones, y el gesto con que lo apartamos de nosotros a veces, la finalidad con que lo desechamos, atestigua su carácter inquietante. Todo lo que no podemos incluir dentro de nuestro estrecho marco de comprensión lo rechazamos. Así, podemos ver que la profundidad y el disparate presentan ciertas afinidades insospechadas.


Henry Miller, Sexus, Edhasa, Barcelona, 2004, p. 275.
 

[En sordina], Marta Sanz

jueves, 24 de diciembre de 2015
Resistencia, Aleksandar Marković


   Si buscáramos un antónimo de claudicación, posiblemente sería resistencia. Pero los antónimos perfectos no existen y a veces para resistir hay que claudicar un poco, de la misma forma que para claudicar conviene ser fuerte. Sin heroísmos. Nos queda la esperanza de que claudicar no signifique lo mismo que resignarse y de que, cuando uno claudica porque no le queda más remedio —pagar la hipoteca, comprar el pan—, le vaya brotando en el centro de la médula espinal la preciosa y legítima semilla del rencor que, bien administrada, puede dar grandes frutos. Sigo oyendo las trompetas, pero en sordina.


Marta Sanz, No tan incendiario, Periférica, Cáceres, 2014, pp. 161-2.

[En palimpsesto...]

martes, 22 de diciembre de 2015
Árboles de otoño, Egon Schiele



En palimpsesto,
las hojas; tanta gente
hecha de otoño.

[Los hilos no se podían cortar], Edvard Munch

sábado, 19 de diciembre de 2015
Vampiro en el bosque, Edvard Munch



La oscuridad se extendió por toda la tierra
de un color violeta oscuro — yo
estaba sentado bajo un árbol — cuyas hojas
empezaban a amarillear— Ella había estado sentada
a mi lado — Había apoyado su cabeza sobre
la mía — su melena rojo sangre se había enrollado
sobre mí — se había enredado a mi alrededor
como serpientes rojo sangre — cuyos hilos más finos
se habían enmarañado en mi corazón —
luego se levantó — no sé
por qué — lentamente se alejó en dirección
al mar— alejándose cada vez más — entonces —
pasó lo extraño — sentí como si hubiera hilos invisibles
entre nosotros — sentí como si algunos de los hilos
invisibles de su pelo todavía
me rodearan — e incluso cuando desapareció
definitivamente por encima del mar — todavía sentía
dolor allí donde me sangraba
el corazón — porque los hilos
no se podían cortar
‍‍‍‍‍‍ ‍‍



Edvard Munch, El friso de la vida, Nórdica, Madrid, 2015.

[La quietud de los espejos], Javier Moreno

jueves, 17 de diciembre de 2015
 El espejo, Robert Hutinski


   La comprensión de dos seres exige a menudo una apacible contemplación. Sabemos lo que somos gracias a la quietud de los espejos.


Javier Moreno, Acontecimiento, Salto de Página, Madrid, 2015, pp. 16-17.
 

[La otra mitad], Belén Gopegui

miércoles, 16 de diciembre de 2015
22.1.2000 (Firenze), Gerhard Richter
 
 
   Verán, yo pienso que la novela del siglo XX, casi toda ella, es de una gran inverosimilitud. Y creo que la causa está relacionada con la prohibición de la política. No digo que la novela del siglo XX sea mala, pero es insuficiente. Como si hablase de un mundo donde todas las personas tienen un solo brazo y una sola pierna y un solo ojo y media nariz y donde los cristales no se rompen al caer. La novela cuenta cosas interesantes y a veces bellas o tristes o serenas sobre ese mundo, pero uno sabe que algo falla, que no están hablándole del mundo donde uno vive, y uno quiere conocer lo que le ocurre al otro ojo, a la media nariz, al otro brazo, a la otra pierna y también, dónde están los cristales que sí se rompen y qué pasa con ellos. No me creo el mundo de la mayoría de las novelas del siglo XX, no me lo creo en absoluto, aunque nadie conseguirá que diga que no me importa. Claro que me importa, claro que me interesa que las novelas me hablen de la mirada y del medio corazón y de copas que flotan en el aire. Lo que reclamo es la otra mitad. Quiero también lo que me falta.


Belén Gopegui, Un pistoletazo en medio de un concierto. Acerca de escribir de política en una novela, Editorial Complutense, Madrid, 2008, p. 28.
 

Sleep mode, Jonathan Crary

martes, 15 de diciembre de 2015
Chris Burden, Cama


   En muchos sentidos, el estatus incierto del sueño tiene que ser entendido en relación con la dinámica particular de la modernidad que ha invalidado cualquier organización de la realidad en una complementariedad binaria. La fuerza homogeneizante del capitalismo es incompatible con cualquier estructura inherente de diferenciación: sagrado/profano, carnaval/día laborable, naturaleza/cultura, máquina/organismo, y demás. Por lo tanto, cualquier noción persistente del sueño como algo natural se considera inaceptable. [...] Las investigaciones recientes han demostrado que el número de personas que se despierta durante la noche una o más veces para leer mensajes crece de modo exponencial. Una figura lingüística aplicable a las máquinas, a primera vista intrascendente aunque predominante, es la de sleep mode (modo de espera). La idea de un aparato en un estado de reposo pero todavía alerta transforma el sentido más amplio del sueño en una condición en la cual la operatividad y el acceso están simplemente diferidos o disminuidos. Se sustituye la lógica del apagado—encendido, de manera tal que nada está del todo «apagado» y no hay nunca un estado real de descanso.

Jonathan Crary, 24/7: capitalismo tardio y el fin del sueño, Ariel, Madrid, 2015, pp. 23-24.
  

14/12/95

lunes, 14 de diciembre de 2015
Gervasio Sánchez

14/12/95

   Es difícil pensar estas calles sin ruinas. Tantos años el mismo paisaje, por una guerra que, como todas por el mero hecho de empezar, se ha alargado demasiado. Ahora al fin termina. Reconstruirán la ciudad, pero no será fácil recordar cómo era, saber si podremos ya recordarla de otra forma. Lo que fue se ha desvanecido. Ahora Sarajevo es esto y otra vez van a quitárnoslo.
   También a esos niños que juegan al escondite, corriendo entre los muros derribados: la única forma en que realmente los conocen. Cómo trepará por ellos la nostalgia, si sus recuerdos sólo podrán partir desde lo devastado, si la ruina misma ya es en sí lo que se pierde. Cómo recordarán estos años, estos escombros.
   Cuando recuerden todo esto.
   Cuando recuerden aquellos que eran sus escombros.
  

[De manera natural], Svetlana Alexievich

sábado, 12 de diciembre de 2015
Árbol con alas, Anselm Kiefer


   Cada uno encontraba alguna justificación. Alguna explicación. Yo he hecho el experimento conmigo misma. Y, en una palabra, he comprendido que en la vida las cosas más terribles ocurren en silencio y de manera natural.

Zoya Danílovna Bruk,
inspectora del Servicio para la Protección de la Naturaleza


Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006.

[Aproximar lo lejano], Jorge Riechmann

viernes, 11 de diciembre de 2015
Vuelta a casa, Aron Wiesenfeld

   Con sus recursos propios, metonímicos y sobre todo metafóricos, lo que la poesía hace incesantemente es aproximar lo lejano, conectar lo desconectado, establecer vínculos que antes no existían. Este trabajo de creación de vínculos, ínsito a la función poética del lenguaje, resulta profundamente perturbador para el orden de las categorías establecidas: se trata de una potencia dinámica que continuamente busca poner en movimiento lo quieto, y sin cesar desbarata los equilibrios estabilizados. [...]
   La función poética del lenguaje pone siempre en acción esa dimensión crítica. Pero se puede ir un paso más allá y señalar que igualmente pone en acción una dimensión utópica, en la medida en que remite, de alguna forma, a un profundo anhelo de comunidad. Señala un horizonte utópico de vinculación entre lo vivo y lo inanimado, entre lo visible y lo invisible, entre lo próximo y lo lejano. [...]
   Otro mundo es posible no es en primera instancia una consigna política: es la experiencia de la poesía.


Jorge Riechmann, El siglo de la gran prueba, Baile del Sol, Tegueste, 2013, pp. 28-29.

La posteridad, Sergi Pàmies

miércoles, 9 de diciembre de 2015
Takashi Kitajima


LA POSTERIDAD

   Tu funeral es la última oportunidad que tienes de mandar y organizar. Has escogido el tanatorio, el modelo de ataúd, el orden de los parlamentos, la música que sonará y los pasajes de la Biblia que leerá el sacerdote. Lo has dejado todo bien indicado en un pliegue de últimas voluntades pensado para no agobiar ni a tus hijos ni a tu tercera esposa. Te has asegurado una asistencia masiva, basada más en los compromisos que en la amistad. No has querido ser incinerado: has dejado pagada la mejor sala de velatorio y has invertido mucho dinero en la tanatoplastia que te permitirá recibir a los invitados con la manicura hecha, una expresión más amable que cuando estabas vivo y, por supuesto, el traje más caro de tus armarios. Para redactar el texto de la esquela incluso has contratado a un poeta que, en sólo tres líneas, ha resumido la consternación de tus familiares. Ninguna cita en latín. Ningún verso de un poeta nacional. Sólo un epitafio que también será esculpido sobre la lápida de una tumba a primera línea de mar. Si lo hubieras podido ver, te habrías sentido satisfecho por, una vez más, haberlo previsto todo. O casi. No podías prever que llovería a cántaros y que la gente llegaría tarde, de mal humor y con los zapatos sucios. Ni que, en el momento de interpretar el Preludio en si bemol de Blanch-Modin, a uno de los músicos se le caería accidentalmente el arco. Tampoco podías prever que la tos se contagiaría de una fila a otra, ni las veces que alguien se ha tapado la boca para ahogar un bostezo. Por no hablar de los que se han ido antes del final de la ceremonia, sin dar el pésame, corriendo hacia el parking para librarse del atasco. Si hubieras podido verlos habrías entendido muchas cosas sobre tu vida, especialmente si hubieras subido con ellos al coche y los hubieras observado, contrariados por la lluvia, poner la radio para seguir las noticias —deportivas y financieras— y, después de dos semáforos y de unos breves minutos de conducción, olvidarte para siempre.


Sergi Pàmies, Canciones de amor y de lluvia, Anagrama, Barcelona, 2014, pp. 149-150.

[Mi vida no tiene argumento...], José Ovejero

martes, 8 de diciembre de 2015
Corinne Mercadier


   Mi vida no tiene argumento. Es angustioso, no porque no sepa cómo termina, sino porque no sé en qué parte de la película me encuentro, ni siquiera puedo decir si lo que estoy viviendo ahora mismo va a desaparecer durante el montaje. ¿Y si mi vida no fuera más que esas imágenes que se eliminan porque no aportan nada a la historia?


José Ovejero, Los ángeles feroces, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2015.

[La melodía], Edvard Munch

domingo, 6 de diciembre de 2015
Dos personas. Los solitarios, Edvard Munch

El amor es como la melodía
al final de la pieza musical —
— cada vez aparece menos
— pero aparece — una sola vez
entra la melodía con algo de la fuerza
del comienzo — luego se acaba
Como una noche en la playa
después de un día de viento —
Ves una sola ola — larga
moverse pesada cansinamente
hacia ti — no sabes si te alcanzará
— pero al final rompe contra
tus pies — y luego llega otra — y otra —
Y te embarga una tristeza suave — extraña
estás muy solo
luego la gran soledad



Edvard Munch, El friso de la vida, Nórdica, Madrid, 2015.
  

[Lo que se empeña en vivir], Christian Bobin

miércoles, 2 de diciembre de 2015
Dan Brien


   La manera más pertinente de conocer a una sociedad es mirarla a partir de los lugares donde lo humano está en vías de olvido, y orientar de ese modo el pensamiento: de abajo hacia arriba. Veríamos entonces lo que es falso, muerto, irreal, y nos quedaríamos deslumbrados por los numerosos milagros restantes —imágenes de animales, de árboles, de rostros, palabras que escapan y encantan. Porque con las sociedades pasa como con los individuos: lo real se encuentra siempre del lado de lo refractario, de lo fugitivo, de lo resistente, de todo lo que tratamos de calmar, ordenar, hacer callar, y que a pesar de todo vuelve, y vuelve de nuevo, y vuelve sin cesar —incorregible. La escritura está de ese lado. Todo lo que se empeña en vivir está de ese lado.



Christian Bobin, Autorretrato con radiador, Árdora, Madrid, 2006, p. 105. 
 

[Pieza de origami], Luigi Amara

martes, 1 de diciembre de 2015
 Las ventanas del alba, René Magritte


(Una mujer
doblando y desdoblando su sonrisa
en una hoja de papel.
Una mujer que no recuerda cómo era
aquella hermosa pieza de origami
que antes lograba sin esfuerzo).»



Luigi Amara, Nu)n(ca, Sexto Piso, Madrid, 2015, p. 32.

 

[Complot de la memoria], Emilio Pedro Gómez

domingo, 29 de noviembre de 2015
La ventana, René Magritte


Lo que en su inercia elige
                                           la mirada
y abandona después sin despedirse
ni adueñarse de su fugacidad.

No ve el fuera de campo,
el argumento oblicuo de los días,
qué conoce la mano
                                en lo incompleto
con que el azar la roza.

Si gira el ojo
                        se desanda
a recuerdos lisiados.
Complot de la memoria:
                                        no desvela
lo que pudimos ver.



Emilio Pedro Gómez, Motivos de horizonte, Enkuadres, Valencia, 2015, p. 55.
  

Buhardillas, Verónica Aranda

sábado, 28 de noviembre de 2015
La buhardilla, Edward Weston


BUHARDILLAS

Era el deseo y sus superlativos,
las pensiones modestas con colchas de ganchillo
que daban a los patios interiores.

Y después la locura con sus cercos
y sus paseos tristes de Sabbath.
Cada cuerpo encerraba
la memoria del tacto,
una forma distinta de poema.

Nos amamos, fue hermoso
el viento de noviembre en las buhardillas
antes de que llegaran los silencios.


Verónica Aranda, Café Hafa, El Sastre de Apollinaire, Madrid, 2015, p. 78.
 

[Prestado siempre...], Chantal Maillard

viernes, 27 de noviembre de 2015
Haruka Saitō

Prestado siempre el equi­lib­rio.
(El) hilo o cable tenso por encima
nunca col­mado del abismo.

Vieja metá­fora el abismo,
servi­ble aún.
                    Ten­sar la cuerda pues.
Sólo eso
al levantarse.


Chantal Maillard, La herida en la lengua, Tusquets, Barcelona, 2015, p. 17.
  
 

[Una botella...], Carlos Skliar

miércoles, 25 de noviembre de 2015
Emil Nolde


   Una botella llega a la orilla, pero sin mensaje dentro. A veces es necesario abrir la espera y no pedirle nada al tiempo. Y que alguien nos ayude a callarnos, dejando que la botella vacía continúe su destino de silencio.


Carlos Skliar, Hablar con desconocidos, Candaya, Barcelona, 2014, p. 109.

[De manera continua una pérdida], Jonathan Crary

lunes, 23 de noviembre de 2015
 Silencio blanco, Pavel Tereshkovets

   Debido a que se crea de manera continua una pérdida, hay una memoria atrofiada que deja de reconocerla como tal. La narrativa de nuestra vida personal cambia en su composición fundamental. En lugar de una secuencia estereotipada de lugares y acontecimientos relacionados con la familia, el trabajo y las relaciones, el hilo conductor de la historia de vida está constituido ahora por los productos electrónicos y los servicios mediáticos a través de los cuales toda la experiencia resulta filtrada, grabada o construida. 
   […] Las actividades de la vida real que no tienen un correlato en internet empiezan a atrofiarse o dejan de ser relevantes. Hay una asimetría insuperable que degrada cualquier acontecimiento o intercambio local. Debido a la infinidad de contenidos accesibles 24/7, siempre habrá algo online más informativo, más sorprendente, más divertido, más impresionante que cualquier cosa en las circunstancias reales inmediatas. Hoy es un hecho que la disponibilidad ilimitada de información o de imágenes puede sobrepasar o anular cualquier comunicación o exploración de ideas a escala humana.


Jonathan Crary, 24/7: capitalismo tardio y el fin del sueño, Ariel, Madrid, 2015, pp. 67-68.
 

[El párpado es...], Marta Sanz

domingo, 22 de noviembre de 2015
La niña enferma II, Edvard Munch


El párpado es
en el fondo
tan delgado
que toda luz
lo traspasa.

Y también la oscuridad.



Marta Sanz, Cíngulo y estrella. Cancionero, Bartleby, Madrid, 2015.

[Uno lee como ama...], Christian Bobin

viernes, 20 de noviembre de 2015
Ola de silencio, Cheong Tuck Wai


«Uno lee como ama, uno entra en la lectura como se enamora: por esperanza, por impaciencia. Bajo el efecto de un deseo, bajo el invencible error de ese deseo: conciliar el sueño en un único cuerpo, tocar el silencio con una sola frase.»


Christian Bobin, Un simple vestido de fiesta, Árdora, Madrid, 2011, p. 90.
 

lo imposible, Isabel Bono

miércoles, 18 de noviembre de 2015


lo imposible

   Nadie puede memorizar la luz cuando avanza entre los árboles.


Isabel Bono, Hielo seco, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 31.

Cero, Ernesto Frattarola

martes, 17 de noviembre de 2015

CERO

Frío.

En la piel de mis codos,
en la mano de quien me da la mano.
En la voz de mis pasos
vive el frío.

Hoy hay hielo en los bordes de mi boca.

Hoy es el viento de arrancar raíces,
hoy es el frío de dormir con quién.

El día de saber que saber entumece.

El punzón de la escarcha.
El minuto del no.

Lo mismo da estar dentro que fuera:
el frío es esa puerta que no existe.



Ernesto Frattarola, Uno, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 42.

Palabra de muerte

lunes, 16 de noviembre de 2015
Bertioga, Marcos Simanovic

PALABRA DE MUERTE
   
   Después de hacerlo prisionero en el sótano, mató al invitado. A pesar del acuerdo, del refugio incondicional que le había prometido. Las muertes incontables, tantos crímenes y huidas, parecían difuminarse bajo el peso de aquel cuerpo inerte. Su promesa, por qué tuvo que hacerla. Tal vez, demasiado poeta para tratarse de un asesino: en los ojos de sus infinitos niños de probeta sólo buscaba abrazar el mar.
    Le concedió el océano, la voluntad de perderse en un baño último. Y aun así Wolfram Bossert no tembló al dar muerte a aquel huésped con el que había entablado tan honda amistad.
   En las aguas calmas de una playa brasileña, dejaría hundirse aquel cadáver.
   Ya inofensivo, como un triste ángel.
   Como el gemelo imposible de Mengele.


 ______________
Microrrelato finalista en el V Concurso de La Microbiblioteca correspondiente al mes de octubre, junto a los textos de Sergio Astorga, Pedro Herrero Amorós, Josefina Maymó i Puig y Mónica María Brasca. El ganador ha sido Rafa Heredero García.

Mírame, Elena Sanjuanbenito

domingo, 15 de noviembre de 2015


MÍRAME

   ¿Recuerdas aquella época? ¿La de mis vértigos?
   ¡Qué mareo! La inestabilidad, la confusión, esa sensación constante de ir a caerme y todo dándome vueltas.
   Los médicos revisaron mi organismo a fondo, pero no encontraron ninguna explicación. El oído bien, las cervicales sanas, ningún tumor, ningún virus, nada. Los nervios, dijeron.
   No hubo tratamiento ni tampoco mejoría. Fue pasando el tiempo.
   Hasta que un día, de pronto, volviste a mirarme y entonces el mundo dejó de girar.


Elena Sanjuanbenito, Razones para ir a Arkansas, ESjB, Granada, 2014, p. 14.
 

[Tan poca memoria], Jerôme Ferrari

sábado, 14 de noviembre de 2015
Réquiem III, Aida Pascual


   Acuérdese, mon capitaine, es una lección brutal, eterna y brutal, el mundo es viejo, es tan viejo, mon capitaine, y los hombres tienen tan poca memoria. Lo que se ha representado en su vida ha sido ya representado en escenarios similares, un número incalculable de veces, y el milenio que se avecina no propondrá nada nuevo. No es ningún secreto. Tenemos tan poca memoria. Desaparecemos como generaciones de hormigas y todo ha de empezar de nuevo. El mundo es un pedagogo mediocre, mon capitaine, no sabe más que repetir indefinidamente las mismas cosas y somos escolares renuentes, mientras la lección no se haya inscrito dolorosamente en nuestra carne, no escuchamos, miramos para otro lado y nos indignamos ruidosamente en cuanto se nos llama al orden.


Jerôme Ferrari, Donde dejé mi alma, Demipage, Madrid, 2013, p. 26.
 

[La infinidad de puntos], Daniel Tammet

miércoles, 11 de noviembre de 2015
 Andrómeda, Anselm Kiefer


   Mi padre había preparado pollo asado con guarnición de patatas, zanahorias y guisantes, que comimos mientras el bibliotecario hablaba. Todas las miradas estaban clavadas en él. Habló sobre el tiempo, sobre la política local y sobre todas las bobadas que emitían sin cesar por televisión. A su lado, su mujer comía lentamente, con una sola mano, mientras la otra tironeaba suavemente su fino cabello negro. En un momento del monólogo de su marido le dio unos golpecitos en la mano que él mantenía firmemente apretada.
   —¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
   —Nada.
   Rápidamente devolvió el tenedor al plato. Parecía a punto de romper a llorar.
   Nada duchos en el arte de la hospitalidad, mi madre y mi padre se miraron impotentes. Enseguida recogieron los platos y empezaron a servir las copas de helado. El ambiente en el comedor era gélido.
   Pensé entonces en la infinidad de puntos que pueden dividir el espacio entre dos corazones humanos.


Daniel Tammet, La poesía de los números, Blackie Books, Barcelona, 2015, pp. 26-27.
 

Monelos, Manuel Rivas

martes, 10 de noviembre de 2015
Árboles, Stanley Donwood


MONELOS

As árbores somnánbulas
Buscan na noite
O río desaparecido


Manuel Rivas, A boca da terra, Xerais, Vigo, 2015.


[Las zonas perdidas], Christian Bobin

viernes, 6 de noviembre de 2015
 Chema Madoz


   En un libro policiaco, de pronto, unas páginas superfluas para la narración: unas consideraciones divertidas sobre la pintura de los impresionistas. Ese es el tipo de milagro que yo busco en los libros —las digresiones, las zonas perdidas, los eriales. Si esas páginas sobre la pintura hubieran figurado en un libro de arte, me habrían gustado menos. Como si la novela policiaca hubiera sacrificado todo para continuar su relato. Pero no: en pleno centro del desastre, uno se para, enciende un cigarrillo y habla de la luz de los cerezos en flor.
   El arte de la conversación es el arte mayor. Los que gustan brillar en él no entienden nada. Hablar de verdad, es amar, y amar de verdad, no es brillar, es arder.


Christian Bobin, Autorretrato con radiador, Árdora, Madrid, 2006, p. 45.
 

[qué ala del decir...], Emilio Pedro Gómez

jueves, 5 de noviembre de 2015
Diálogo, Rudolf Bonvie


qué ala del decir
reverbera en las cosas

qué vagina
un templo del lenguaje

qué labios
en el viento de las preposiciones...

¿cómo escribir el tiempo
si no cesan de huir
las grietas que ha dejado?


Emilio Pedro Gómez, Motivos de horizonte, Enkuadres, Valencia, 2015, p. 38.

Epitafio

miércoles, 4 de noviembre de 2015
Tumba, Martyn Ravensdale

EPITAFIO

    Aquellas señales que grababas en los árboles, ¿te acuerdas? Desde niño te gustaron los códigos. Fuimos creciendo, y yo quise aprender morse, o cirílico, si aquello me acercaba a ti. Si era el modo en que quizá un día descifraría tu piel, en que quizá deletrearía tus ojos.
    Descodifiqué mi deseo, y tu balbuceo, tu espalda, fueron una respuesta que no busqué traducir. Sólo la herida. La necesidad de un idioma sin ti en que repararme. Me aferré a la amistad como única interpretación entre nosotros, aunque siguieras siendo ese ideograma que podría leer siempre sin cansarme.
    Te fuiste, me fui: dos adultos que se bifurcan como tantos. Aunque no tu recuerdo: todavía aprendí que el eco es el alma de un bosque, que una séptima te convoca en puntos suspensivos. Tú me entenderías. Ojalá pudieras aún hacerlo.
    Ahora, al cobijo de un ciprés, la lluvia es una ‘O’ que se me clava. Raya, raya, raya. Adónde envío esta señal de emergencia. Cómo se codifica el dolor tallado en un silencio.
    Ahora, que descubro este relieve. Braille. Así que ahora me lo dices. Como una caricia tuya, al fin. Pero el mármol, tan frío. Y este tiempo tan tarde.
 

[En Esta noche te cuento.]
 

[En una tierra muerta], Svetlana Alexievich

sábado, 31 de octubre de 2015
Anselm Kiefer


   Una vez realizamos una misión especial: nos ordenaron que laváramos urgentemente una casa en una aldea vacía. ¡Absurdo!
   —¿Para qué?
   —Mañana se va a celebrar en ella una boda.
   Rociamos con mangueras el tejado, los árboles, escarbamos la tierra. Segamos las plantas de patata, toda la huerta, la hierba del patio. Dejamos todo aquello hecho un erial.
   Al día siguiente trajeron a los novios. Se presentó un autobús lleno de invitados. Con música. Un novio y una novia de verdad, no de película. Entonces ya vivían en otro lugar, se habían mudado, pero los convencieron de que vinieran aquí para filmar la escena para la posteridad. La propaganda funcionaba. La fábrica de sueños defendía nuestros mitos: podemos sobrevivir en cualquier lugar, hasta en una tierra muerta.
   Justo antes de partir, el comandante me mandó llamar:
   —¿Qué has estado escribiendo?
   —Cartas a mi mujer —le contesté. A lo que le siguió la frase:
   —Pues al llegar a casa, ándate con cuidado.
   ¿Qué me ha quedado en el recuerdo de aquellos días? Cómo cavábamos. Y cavábamos. En alguna parte del diario tengo escrito qué es lo que comprendí allí. En los primeros días. Comprendí lo fácil que es convertirte en tierra.

    Iván Nikoláyevich Zhmíjov,
ingeniero químico


Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, pp. 182-183.
   

[De noche...], José Daniel García

viernes, 30 de octubre de 2015
 Pasillo incómodo, Kansuke Yamamoto


De noche son mamíferos de lycra
con la nariz dormida.
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍A mediodía
salvadores de obstáculos humanos
en las colas de metro.
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍Por la tarde
frágiles animales de ceniza
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍aguardando el crepúsculo.


José Daniel García, El sueño del monóxido, DVD, Barcelona, 2006, p. 19.
 

[El reloj dormido], José Luis Morante

martes, 27 de octubre de 2015


Solos, siempre solos, sin entender por qué, con el reloj dormido en otro tiempo.


José Luis Morante, Motivos personales, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 37.
  

[Calzar la mesa...], Juan Manuel Uría

lunes, 26 de octubre de 2015
Mesa, Gehrard Richter


Calzar la mesa es inútil cuando lo que está desequilibrado es el mundo.


Juan Manuel Uría, Dos por la mañana, El Gallo de Oro, Bilbao, 2015.
  

Monólogo sin nombre… un grito, Svetlana Alexievich

sábado, 24 de octubre de 2015
 Issei Suda

MONÓLOGO SIN NOMBRE… UN GRITO

   ¡Buena gente! ¡Déjennos en paz, por lo que más quieran! Ustedes charlan con nosotros y luego se marchan, ¡pero nosotros hemos de vivir aquí!
   Aquí están las cartillas médicas. Cada día las tomo en mis manos. Las leo…
   Ania Budái… nacida en 1985… 380 rem.
   Vitia Grinkévich… nacido en 1986… 785 rem.
   Nastia Shablóvskaya… nacida en 1986… 570 rem.
   Aliosha Plenin… nacido en 1985… 570 rem.
   Andréi Kotchenko… nacido en 1987… 450 rem.
   Hoy, una madre me ha traído a una niña como éstos a la consulta.
   —¿Qué te duele? —Me duele todo, como a mi abuela: el corazón, la espalda, y me da vueltas la cabeza.
   Desde niños ya conocen la palabra «alopecia», porque muchos se han quedado sin pelo. Sin cejas, sin pestañas. Todos se han acostumbrado a ello. Pero en nuestra aldea sólo tenemos una escuela de primaria, y los niños que pasan a la quinta clase tienen que tomar el autobús para ir a otra escuela a diez kilómetros. Y los niños lloran, no quieren ir. Allí los demás niños se reirán de ellos.
   Usted misma lo ha visto. Tengo el pasillo lleno de enfermos. Que esperan. Yo cada día oigo cada cosa que los horrores que ustedes ven por la tele es pura basura. Así se lo puede transmitir a las autoridades de la capital: ¡Basura!
   Modernismo… Postmodernismo. Por la noche me sacaron de la cama por una urgencia. Llego al lugar. La madre está de rodillas junto a la camita: la criatura se está muriendo. Y oigo la súplica de la madre: «Quería, hijito, que si esto ocurría, que fuera en verano. En verano hace calor, hay flores, la tierra está blanda. Ahora es invierno. Espera aunque sea hasta la primavera…».
   ¿Lo escribirá así?
   Yo no quiero comerciar con su desgracia. Filosofar. Para eso tendría que quedarme a un lado. Y yo no puedo. Oigo cada día lo que dicen. Cómo se quejan y lloran. Buena gente. ¿Quiere saber la verdad? Siéntese a mi lado y apunte. Pero si nadie va a leer un libro así.
   Mejor sería que nos dejaran en paz. Nosotros hemos de vivir aquí.
  

  
    Arkadi Pávlovich Bogdankévich, médico rural



Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, p. 103-104.
  

[Un hombre se traduce], Leonard Cohen

viernes, 23 de octubre de 2015
 Pejac


   Oración es traducción. Un hombre se traduce en un niño al preguntar por el contenido de un lenguaje que domina a duras penas.


Leonard Cohen, Los hermosos vencidos, Fundamentos, Madrid, 1974, pp. 67-68.
  

[Sin alma], Christian Bobin

miércoles, 21 de octubre de 2015
Fuego rojo y dorado, Eyvind Earle


   Es algo que no se ve, que no se oye, que no impide hacer nada. Se puede vivir muy bien sin alma, no es algo importante, ocurre muy a menudo. El único problema es que las cosas ya no vienen a ti cuando las llamas por su nombre. Puedes estar ausente de tu vida y engañar a todo el mundo sobre esta ausencia —a todo el mundo salvo a los animales, salvo a los árboles, salvo a las cosas. A todo el mundo salvo a la dorada luz del otoño, esa luz que pesa con toda su dulzura sobre la corteza de los abedules y la carne de los rosales. Cómo reunirse con lo que se elude. Cómo palpar la vida inmediata, cómo volver a la vida sencilla. Sí, cómo. El amor te ha pasado por encima como los rojos incendios sobre los bosques de Provenza.


Christian Bobin, Un simple vestido de fiesta, Árdora, Madrid, 2011, p. 22.
 

[Tan juntos], Svetlana Alexievich

martes, 20 de octubre de 2015

Chris Friel


   No hay manera de que me salga lo que quiero decir. No con palabras. Después del ataque al corazón, no puedo gritar. Tampoco me dejan llorar. Por eso no me salen las palabras. Pero le diré... Quiero que sepa... Aún no se lo he confesado a nadie. Cuando no les di a mi hija... nuestra hija... entonces, me trajeron una cajita de madera:
   —Aquí está.
   Lo comprobé. La habían envuelto en pañales. Toda envuelta en pañales. Y entonces me puse a llorar y les dije:
   —Colóquenla a los pies de mi marido. Y díganle que es nuestra Natasha.
   Allí, en la tumba, no está escrito «Natasha Ignatenko». Sólo está el nombre de él. Ella no tuvo ni nombre, no tuvo nada. Sólo alma. Y allí es donde enterré su alma...
   Siempre vengo a verlos con dos ramos: uno es para él y el segundo lo pongo en un rinconcito para ella. Me arrastro de rodillas por la tumba. Siempre de rodillas... [De manera inconexa:] Yo la maté. Fue mi culpa. Ella, en cambio... Ella me ha salvado. Mi niña me salvó. Recibió todo el impacto radiactivo, se convirtió, como si dijéramos, en el receptor de todo el impacto. Tan pequeñita. Una bolita. [Pierde el aliento.] Ella me salvó. Pero yo los quería a ambos. ¿Cómo es posible? ¿Cómo se puede matar con el amor? ¡Con un amor como éste! ¿Por qué están tan juntos? El amor y la muerte. Tan juntos. ¿Quién me lo podrá explicar? Me arrastro de rodillas por la tumba. [Calla largo rato.]


Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, p. XXXV.

[Seguimos observando], Daniel Tammet

domingo, 18 de octubre de 2015
Eos, Will Barnet


   En cierto modo, constantemente evaluamos y predecimos a los demás, aun cuando no seamos conscientes de ello. A menudo, la gente a la que escrutamos con más énfasis es aquella a la que más queremos. Siempre hay contemplación en el amor, y el intensísimo deseo de comprender al objeto de nuestro afecto. Y también hay melancolía, cuando comprobamos lo poco que podremos saber nunca con certeza. Nos duele nuestra ignorancia, pero pese a todo la soportamos. Con humildad, con paciencia, seguimos observando hasta que finalmente nos identificamos de alguna manera con el otro. La anticipación se convierte en un acto de amor.


Daniel Tammet, La poesía de los números, Blackie Books, Barcelona, 2015, p. 210.
 

[Y un día...], Christian Bobin

viernes, 16 de octubre de 2015
 León Ferrari


   Y un día, para conocer un libro nos bastará con posar nuestro índice sobre su portada, y toda la luz de las palabras nos penetrará, sin que quede nada, y ese día sabremos que estamos muertos —pues mientras estamos vivos, estábamos condenados a lo laborioso, a palabra por palabra y a lo indescifrable.


Christian Bobin, Autorretrato con radiador, Árdora, Madrid, 2006, pp. 32-33.
 

puntos suspensivos, Isabel Bono

jueves, 15 de octubre de 2015
Masao Yamamoto


puntos suspensivos

   En cada despedida intentar convencer al otro de que alejarse no es nada, tocándole las manos hasta convertirlas en arena o en comida para pájaros.


Isabel Bono, Hielo seco, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 36.
 

Cartas para Elena, Arantza Portabales

martes, 13 de octubre de 2015
Antti Viitala


CARTAS PARA ELENA

   Querida Elena:

   El sol de Tarfaya quema. Cabalgo sobre las olas y cierro los ojos. Te veo a mi lado, con tu pelo negro y crespo, teñido de sal. Estiro la mano y casi rozo tu piel de neopreno. Después vuelvo a la orilla. Y no queda nadie. La casa de Amîn está cerrada. Las calles son un inmenso escenario de atrezo en el que todos habéis desaparecido. Suelo deambular por el zoco de El Aaiun, buscando tu rostro en cada puesto, en cada esquina. Nunca estás. Siempre lo tuvimos claro. Hasta que la muerte nos separe. Pero no sabíamos lo que eso supondría. Lo que duele la ausencia.
   Busca a Fátima. Dile que he encontrado a Omar. Que lleva aquella camiseta del Barça que le trajimos en nuestro tercer viaje. Está guapo, el enano. Aún tiene ocho años. Juega al futbol a todas horas. Le sigue faltando un diente. Y luce una eterna herida en la rodilla. Díselo. Que estamos juntos. Que estamos bien. 
   Porque este es mi cielo, Elena. Al final, mira tú, resulta que existe. Es hermoso. Huele a cuero, a comino, a hierbabuena y a jazmín. Sabe a dátiles y a mandarinas. Se impregna de la arena del Sahara. Se tiñe de rojo cada atardecer. Tú ya lo conoces.
   Esto es todo. Me limito a esperarte, con el pequeño de Fátima pegado a mis talones. Te añoro en cada ola de este mar. En cada playa. ¿Sabes qué? Debiste morir conmigo. Este era nuestro paraíso. Y está a punto de convertirse en un infierno sin ti.




Arantza Portabales, A Celeste la compré en un rastrillo, Zaera Silvar, A Coruña, 2015, pp. 105-106.
 

[Cubierta de hojas...], Susana Benet

lunes, 12 de octubre de 2015
 André Kertész


Cubierta de hojas,
la calle se estremece
como un estanque.



Susana Benet, Faro del bosque, Pre-textos, Valencia, 2006.
  

[Piratas y emprendedores], Noam Chomsky

sábado, 10 de octubre de 2015
El Roto, 10/10/15


   San Agustín cuenta la historia de un pirata capturado por Alejandro Magno, quien le preguntó: “Cómo osas molestar al mar?” “¿Cómo osas tú molestar al mundo entero? —replicó el pirata—. Yo tengo un pequeño barco, por eso me llaman ladrón. Tú tienes toda una flota, por eso te llaman emperador.” […]
  
   El concepto del terrorismo comenzó a utilizarse a fines del siglo XVIII, para referirse a los actos violentos que ejecutaban los gobiernos para asegurar el sometimiento del pueblo, el llamado terrorismo de Estado, pero es obvio que este concepto no tiene ninguna utilidad para los que ejercen el terrorismo de Estado, los cuales, puesto que tienen el Poder pueden controlar el pensamiento y la expresión. Por consiguiente, la evolución del mismo ha derivado en una definición bien distinta. En consecuencia se ha abandonado el sentido original, y el término “terrorista” ha venido a aplicarse fundamentalmente al “terrorismo al por menor” por parte de individuos o grupos.»


Noam Chomsky, Piratas y emprendedores. Terrorismo internacional en el mundo de hoy, Ediciones B, Barcelona, 2003.
  

[La representación], Philippe Forest

viernes, 9 de octubre de 2015
El espejo invisible, René Magritte


   ¿A qué responde todo esto? ¿Por qué la representación de la vida es siempre más desgarradora que la vida misma? Lloramos ante un retrato y nunca ante un rostro. ¿Por qué ocurre siempre eso, cuando el patetismo insoportable de las imágenes proviene de la vida y sólo de ella? ¿Por qué deben ser las imágenes las que nos entregan la verdad de las cosas amadas entre las que pasamos? Pero es así. Y no hacen falta lágrimas para demostrarlo.


Philippe Forest, Sarinagara, Sajalín, Barcelona, 2009, p. 230.

  

[La proximidad], Josep Maria Esquirol

miércoles, 7 de octubre de 2015
 Marc Chagall


   Lo humano no espera manifestarse sólo en la región superior de la acción política o del pensamiento contemplativo, sino que lo hace ya —y con parecida intensidad— en el gesto cotidiano. Hay que andar, pues, con cuidado para no correr el riesgo de simplificar. Las cosas más elementales quizá estén ya atravesadas por el ánimo de responder o de resistir a la oscuridad de la intemperie. El nihilismo no se supera, de la misma manera que no se supera la finitud: se afronta. Nos movemos entre la proximidad y el abismo, y la proximidad es ya una respuesta al abismo.


Josep Maria Esquirol, La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad, Acantilado, Barcelona, 2015, pp. 74-75.
 

[Lluvia], Rafael Argullol

lunes, 5 de octubre de 2015
 Canción de la tormenta, René Magritte


Lluvia: La memoria del mar.


Rafael Argullol, Breviario de la aurora, Acantilado, Barcelona, 2006.