Perpedigna, Ramón Gómez de la Serna

miércoles, 20 de julio de 2011
PERPEDIGNA

El seductor no encontró en aquella muchacha nada bello ni carnal y, sin embargo, se empeñó en poseerla porque se llamaba Perpedigna y aquello era extraordinario y tentaba con su candidez digna de ser apurada. Sería bonito ser el amante de Perpedigna y que los amigos lo dijesen y ella tuviese una hija que se llamase Perpedignita.
Esa fue la verdadera historia de la seducción de Perpedigna y de que ella tuviese la pequeña Perpedignita, cándida como una polluela de paloma.

Niña en la playa, Joaquín Sorolla


Ramón Gómez de la Serna, Disparates y otros caprichos, Menoscuarto, Palencia, 2005, p. 97.

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